La comunidad de Barranca tiene una rica historia que se remonta a principios del siglo XIX, alrededor del año 1800, cuando varias familias migraron desde la región sur del país en busca de seguridad durante tiempos de conflictos sociales. Estas familias se establecieron cerca del río Bacui, y a medida que pasaba el tiempo, el pequeño pueblo comenzó a crecer lentamente.
El origen del nombre «Barranca» proviene de un lugar elevado y accidentado donde se vendían alimentos. Los residentes enviaban a sus hijos a comprar, diciendo «veme a la barranca» debido a lo complicado del terreno. Con el tiempo, este nombre se popularizó y se convirtió en el nombre oficial de la comunidad.
Alrededor del año 1900, varias familias provenientes de Moca llegaron a Barranca, atraídas por la fertilidad de sus tierras para la agricultura. Entre estas familias destacaron los Rodríguez, López, Salcedo, Hernández y Vásquez, quienes tenían estrechas relaciones con el entonces presidente Horacio Vásquez. Estas familias contribuyeron significativamente al desarrollo de la comunidad, tanto en el ámbito social como en el económico.
Un personaje clave en la historia de Barranca fue Juan Rodríguez, conocido como Juancito, quien llegó a la comunidad tras la primera intervención estadounidense en 1916. Juancito se convirtió en un próspero hacendado y político local, influyendo notablemente en el crecimiento de Barranca y en la región del Cibao. Poseía grandes extensiones de tierra donde cultivaba cacao, café y plátano, además de fomentar la ganadería.
Sin embargo, durante la Era de Trujillo, la familia de Juancito sufrió represalias y confiscaciones debido a su oposición política al régimen dictatorial. A pesar de estos desafíos, la comunidad de Barranca siguió prosperando y diversificando su economía, con la agricultura como pilar. Los cultivos de yuca, batata y vegetales se convirtieron en la base de la economía local, adaptándose a las demandas del mercado.
En términos educativos, Barranca avanzó significativamente con la apertura de su primer centro educativo en la década de 1920, lo que marcó el inicio de un esfuerzo por mejorar la educación de la comunidad. La infraestructura también se vio beneficiada con la construcción de carreteras, como la que conecta Barranca con La Vega a través del río Camú. Esta carretera facilitó no solo el transporte, sino también el acceso de los jóvenes a la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), lo que permitió una mayor oportunidad de educación superior para los residentes.
El reconocimiento oficial de Barranca llegó en 2012, cuando fue elevada a la categoría de distrito municipal mediante la Ley No. 252-12. La designación fue publicada en la Gaceta Oficial No. 10696 el 26 de octubre de 2012, y el distrito fue renombrado como Distrito Municipal Don Juan Rodríguez en honor a Juancito Rodríguez García, cuyo legado perdura en la comunidad.
Hoy en día, Barranca sigue siendo un ejemplo de resiliencia y progreso. Su historia refleja los desafíos políticos y económicos que ha enfrentado a lo largo de los años, pero también destaca el espíritu perseverante de sus habitantes. La comunidad ha logrado prosperar, adaptarse y crecer, manteniendo su identidad y construyendo un futuro próspero para las generaciones venideras.